sábado, 13 de diciembre de 2014

Drakengard


Drakengard es uno de los videojuegos que jugaba cuando ni siquiera miraba la compañía que los desarrollaba, ni me fijaba de qué iba el juego, los juzgaba  por la portada. Por suerte en este caso acerté y tuve una experiencia bastante satisfactoria que ahora me trae recuerdos nostálgicos.


Drakengard  entremezcla un ARPG, es decir, un juego de rol de acción y un hack and slash al más puro estilo Dynasty Warriors, donde los mapas son bastante amplios así como también lo es la cantidad de enemigos.

La historia trata sobre un mundo el cual está dividido en dos facciones, El Imperio y La Alianza, los cuales están en permanente guerra. El mundo está protegido por ciertos sellos de poder, que mantienen la estabilidad de este.

Nuestro protagonista, Cain, es un Lord de la Alianza, el cual tiene fuerte odio a los dragones ya que uno de ellos asesinó a sus padres cuando él era joven.

El juego comienza con la Invasión del Imperio a tu castillo, la razón de esto es que tú hermana, Furiae,  la cual esta confinada en el castillo se ha convertido en la diosa de la Alianza al ser la nueva portadora del sello y al parecer el Imperio está intentando romper los sellos.

Al verse superado por tantos enemigos nuestro protagonista recibe una herida fatal y cae desplomado en el patio de su castillo, donde hay un gran dragón rojo también agonizando, Cain quien con sus últimas fuerzas iba a acabar con la vida del dragón decide finalmente hacer un pacto con él para así ambos poder vivir, aunque todo pacto con una bestia tiene su precio, en el caso de Cain, este pierde la facultad para hablar.


Gracias a las fuerzas del dragón rojo consiguen vencer a la mayoría de los soldados enemigos, si bien el castillo ya había sido ocupado por los soldados del Imperio y por tanto Cain se lanza desesperadamente al rescate de su hermana. Este llega justo a tiempo para salvarla, también gracias a que ella había estado siendo protegida por Inuart amigo de la infancia de Cain que estaba locamente enamorado de Furiae antes de que se convirtiera en diosa y convirtiera esa amor en imposible.

Por tanto consigue escapar de las fuerzas del Imperio a lomos del dragón rojo, para descubrir como el Imperio está destruyendo todo lo que encuentra a su paso, se dirigen hacia al poblado Elfo, lugar alejado de la guerra entre las facciones, pero este se encuentra destruido, ahora con Furiae a salvo con Inuart, Cain se va en busca de respuestas a lomos su dragón.


Uno de los detalles más importantes del juego es su historia, la cual es bastante interesante y oscura,  gracias a esta el juego pasa de ser un mero hack and slash a transformarse es un juego más de rol, lo cual es de agradecer que ya deja de ser un mata-mata sin sentido a tener al menos algo de sentido.

Otro de los aspectos a destacar es la cantidad de armas que incluye el juego, algunas muy difíciles de conseguir. Drakengard cuenta con 65 armas diferentes, cada una con su propia magia, su propio combo y su propia historia (si, las armas tienen historia) por tanto solo debes de encontrar el arma que más se acople con tu jugabilidad.


Además de todo esto el juego cuenta con el modo “misiones libres” en el cual podremos repetir los escenarios del modo historia a modo de reto y con la recompensa de desbloquear nuevas armas para nuestro protagonista en el modo historia.

Todo esto se vuelve mucho más divertido, y menos repetitivo si podemos intercambiar batallas terrestres con batallas áreas a lomos de nuestro dragón, el cual también sube de nivel y cuenta con sus propios ataques especiales. Además para evitar que el juego se haga demasiado repetitivo a lo largo de nuestra historia iremos encontrándonos con aliados jugables, los cuales también han hecho pactos con bestias poderosas.


Y en mi opinión el mejor detalle del juego es la cantidad de finales alternativos. El juego cuenta con 5 finales distintos, unos muy diferentes de otros y algunos muy oscuros me atrevería a decir. Esto dota al juego algo muy importante como es la rejugabilidad una vez terminas la historia por primera vez.

Otro aspecto a destacar es la dificultad, si bien Drakengard no es un título difícil este se convierte en todo un reto si tenemos como objetivo lograr el 100% ya que para eso necesitaremos todas las armas y con ello podremos desbloquear el ultimo final alternativo. Si vas por este camino te recomiendo que te hagas con una guía de armas porque hay algunas realmente difíciles de conseguir.

La banda sonora con tonos bélicos e incluso en algunos momentos siniestros, está bien, el problema es que se repite hasta la saciedad, tendrás que tragar con ella todo el juego y se te va a ser realmente pesado, no te culpo si le das al mute. La calidad alguna de las cinemáticas es muy buena muy al estilo del FFX.

Por todo esto creo que el Drakengard sin llegar a ser un juego sobresaliente es recomendable para todos los fans del genero Hack and Slash, ya que ofrece algo más que el típico Dynasty Warriors además de disfrutar de una historia sencilla pera a su vez impactante.

Lo bueno.

Los finales alternativos.
La posibilidad de luchar a lomos de un dragón.
La cantidad de armas disponibles.

Lo malo.

Repetitivo, muy repetitivo.
La historia es demasiado simple y en algunos casos absurda.
Poca variedad de combos y ataques especiales por arma.
Si la historia no consigue engancharte el juego es simplemente aburrido.
Las continuaciones no siguen la historia original.
¿Dónde están los soldados de la Alianza?



Por: Akirion                    

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